martes, 12 de diciembre de 2006

haciendo un mundo



En los tiempos oscuros de este país, dos niñas jugaban a transformar el mundo a través de sus sueños. Escribían las postales de la colección de su hermana mayor, y se las mandaban la una a la otra remitidas desde lejanos países..., suscribían, en secreto, a sus hermanos en los cursos de ejercicio físico y corte y confección...,

Hasta que un día, ilusionadas por los secretos compartidos, decidieron crear sus propios mundos.

Cada mañana, en diferentes sitios del jardín abrían un pequeño hueco, allí colocaban un trozo de plata o papel de vivos colores como fondo, encima ponían flores, cuentas u objetos encontrados en los rincones de sus sueños, y todo ello lo tapaban con un trozo de cristal, volvían a cubrir con la tierra húmeda y señalaban el sitio donde lo habían enterrado.

Después los iban descubriendo, abriendo poco a poco en círculos concéntricos la tierra y despacio aparecían los diferentes mundos.
Hoy, sin tierra que retirar, puedes coger la cámara, mirar por el objetivo y recoger en un instante esos otros pequeños mundos que se asoman a tu mirada.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Queriendo conocer y explorar lugares nuevos, haciéndolos uno mismo si es necesario. Una bonita forma de ilusionar, vivir, aprender... Espero que la tradición se mantenga, y muchas niñas y niños se ilusionen con esas pequeñas cosas para poder tener esos pequeños momentos maravillosos.
Y sin duda espero también poder descubrirlos y recogerlos yo misma a través de una cámara de fotos. O quizá de otra forma.